«Si los Romanos hubieran aprendido primero latín, no habrían tenido tiempo para conquistar el mundo». Albert Willemetz (1887-1964)

Si los legionarios del Imperio Romano no hubieran tenido tiempo para conquistar el mundo de la época antigua, entonces no hubieran nacido las lenguas romances, las lenguas que hoy en día son nuestras lenguas maternas (francés, italiano, portugués, español, catalán, occitano, etc.).

Además, sería totalmente inútil aprender latín. Seguramente habrás escuchado eso de que no sirve para nada aprender este idioma porque es una lengua muerta, que ya nadie habla como lengua materna.

Sin embargo, recordemos la famosa cita de Antoine Lavoisier (1743-1794): «Nada se pierde, todo se transforma».

En el mundo del siglo XXI, el latín sigue siendo muy importante desde el punto de vista geográfico, ya que se extiende por todo el continente latinoamericano y llega a Europa, pasando por algunos de los antiguos territorios coloniales de África.

El 39 % de la población mundial, que equivale a unos 3 mil millones de personas, emplean el alfabeto latino, lo que supone una influencia cultural, lingüística, demográfica y económica heredada directamente de la civilización romana.

Como resultado, la lengua latina, al igual que el griego antiguo y otras lenguas antiguas, se ha transformado y ha dado lugar a las lenguas romances.

La Galia romana fue la época medieval en la que el latín vulgar (vulgaris latinum, tal y como lo hablaban los colonos romanos) se combinó con la lengua española y fue dando lugar a un idioma totalmente distinto. Por esta razón, la lengua española es tan próxima al latín.

En este artículo, explicaremos en qué medida el latín permite comprender mejor el español.

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Vamos

Comprender el alfabeto de la lengua española

El aprendizaje del latín favorece mucho que los hispanohablantes mejoren su nivel de lengua. De hecho, para aprender una lengua con éxito, la base fundamental es el estudio de su alfabeto.

Latín y español.
Leer y descifrar el latín te permitirá aprender a conocer mejor el alfabeto español.

De hecho, los alumnos de latín no tendrán muchos problemas a la hora de memorizar el alfabeto latino: es prácticamente el mismo que el alfabeto español, con algunas diferencias.

En la grafía latina, solo encontrábamos 20 letras en la época del latín arcaico (hasta el año 100 a.C.): las letras «g», «j», «u», «w», «y» y «z» de la lengua española no se empleaban.

Posteriormente, el latín clásico pasó a emplear hasta 23 letras, tras añadir la «g» en el siglo III y las «y» y «z», tomadas del alfabeto griego.

Aún no se hacía distinción alguna entre las letras «u» y «v», por lo que la lexicografía latina recurría siempre a la «v» en los textos antiguos.

La función original del alfabeto latino (derivado del alfabeto etrusco, que a su vez derivaba del griego antiguo e indirectamente del alfabeto fenicio) era la de escribir el latín hablado por los habitantes de Roma y Lacio, una pequeña región del centro de Italia.

Se trataba de una escritura unicameral, es decir, donde solo existían las letras minúsculas.

No será hasta el reinado de Carlomagno (800-814) cuando el alfabeto latino moderno adquiere la habilidad de bicameral: disociando letras minúsculas y mayúsculas por una razón léxica.

Con el tiempo, se añadieron los signos diacríticos (acento agudo, llano o esdrújula) y las letras creadas para una mejor adaptación fonética de los dialectos españoles.

Gracias al conocimiento de los dos sistemas de escritura, podrás conocer mejor la etimología de las palabras.

Conocer mejor las raíces etimológicas de las palabras españolas

España ha sido continuamente ocupada por otros pueblos a lo largo de su historia.

De hecho, muchas palabras continúan aún presentes en el lenguaje cotidiano, formando una especie de herencia asimilada de colonización por civilizaciones antiguas.

Latín y español.
El latín puede ser como el bambú: las letras clásicas han formado rizomas, como el francés, el italiano, el español o el portugués.

En el siglo IV d.C. se producen las invasiones bárbaras, lo que permitirá la incorporación al español de algunos vocablos germánicos, junto con los que ya habían entrando anteriormente en el latín vulgar. Destacan los relacionados con las contiendas como «guerra» (werra) o «yelmo» (helm). Las sucesivas transformaciones fonológicas y gramaticales llevarían al surgimiento de las lenguas romances como lenguas con dificultades para la inteligibilidad.

En el siglo VIII, la expansión musulmana en la península ibérica pone a las lenguas romances peninsulares bajo una fuerte influencia léxica del árabe. Los dialectos romances hablados en la parte de la península dominada por los árabes se conocen con el nombre de «mozárabe». Muchas palabras castellanas actuales provienen del árabe, o del mozárabe en muchas ocasiones, como «almohada», «almirante», «aceite» o «ajedrez».

La ortografía se fue fundamentando entre los siglos XIV y XVI, durante el Renacimiento, de hecho. El latín se siguió usando en la ciencia y las artes nobles.

La escritura de nuestra propia lengua fue constituyéndose sobre la base de términos latinos: tempus se convierte en «tiempo», corpus en «cuerpo» (la «s» se vuelve muda). Se mantiene la consonante inicial: duru se convierte en «duro», barba sigue siendo «barba», stadium se convierte en «estadio».

El lingüista mantiene que la etimología de la lengua española se forma a través de cuatro reglas de la evolución lingüística del latín al español:

  • La palatalización (modificación fonética de un sonido, como castellum que se convierte en «castillo»).
  • El diptongo (asociación de dos vocales).
  • La nasalización de los fonemas.
  • El enmudecimiento (cuando una consonante o una vocal se enmudecen).

Hoy en día, la mayoría de las palabras españolas más comunes provienen de raíces latinas o griegas.

Échale un vistazo al léxico latino español y a la ortografía:

  • animal
  • planta
  • lavabo
  • examen
  • imperio
  • prospecto
  • familia
  • agenda
  • humus
  • alter ego
  • amén
  • belicoso (del latín bellicosusbellum)
  • bravo
  • coro
  • espíritu (del latín spiritus)
  • ídem
  • paz (del latín pax), etc.

Comprender mejor la gramática española

El aprendizaje de las lenguas europeas, del español y de su construcción gramatical se puede ver favorecido por el uso de un diccionario español-latín y los mejores libros de gramática.

Español y latín.
El sistema gramatical español se encuentra vinculado a sus antepasados: pronombres personales, demostrativos, adjetivos, sujetos, verbos y adverbios, CD y CI...

El sistema gramatical latino es un poco diferente a la gramática española.

En latín, el infinitivo nominal es un sustantivo neutro en singular y representa el sujeto, el atributo del sujeto o el complemento directo, puede llegar a ser hasta un adjetivo.

Por ejemplo, aquí te dejamos algunas expresiones españolas seguidas de su expresión en latín:

  • Es deshonesto mentir: errare humanum est,
  • Mejor morir que huir: praestat mori quam fugere,
  • Me gusta cantar: cantare me juvat,
  • Mi deber es actuar: meum est agere,
  • Dar de beber: dare bibere,
  • Tener que decir: habere dicere.

Por supuesto, será necesario pasar por el aprendizaje de los verbos, pero podemos constatar una cosa al menos: incluso para un español que asista a clases de latín para principiantes es posible adivinar el sentido de las expresiones, debido a la proximidad del latín con respecto a nuestra lengua materna.

Son numerosas las expresiones españolas que se parecen a locuciones latinas.

El estudio de los diferentes casos de la lengua latina (nominativo, vocativo, acusativo, genitivo, dativo, ablativo) y cada declinación permite memorizar la gramática española porque corresponde a diferentes clases de palabras:

  • El nominativo es equivalente al sujeto o al atributo del sujeto.
  • El genitivo es igual al complemento del sustantivo o adjetivo.
  • El dativo representa el complemento indirecto.
  • El acusativo es el complemento directo.
  • El vocativo es una palabra puesta en apóstrofo.
  • El ablativo reúne los complementos circunstanciales.

Mejorar en la expresión escrita

¿Para qué sirve el latín?

Español y latín.
Gracias al aprendizaje de lenguas antiguas, la ansiedad ante una página en blanco se ha acabado.

De hecho, la lectura de textos antiguos, incluso de filología, como Ovidio, Livio, Cicerón y Séneca o los relatos de Plinio el Joven sobre la tragedia de Pompeya, implica tener una mirada curiosa hacia el mundo antiguo, lo que te permitirá:

  • Extender tu cultura general sobre la Antigua Roma;
  • conocer la historia de la literatura antigua;
  • interesarte por la mitología romana;
  • descubrir cuál era la vida cotidiana de los romanos;
  • aprender más sobre la historia y la geografía antiguas;
  • conocer el funcionamiento institucional del Imperio Romano.

Además de todo esto, leer, escribir y hablar latín te ayudará, sobre todo, a avanzar en la expresión escrita del español.

Al leer o intentar traducir un texto latino, la memorización del vocabulario español será mucho más fácil, una razón que explica por qué puede ser beneficioso aprender latín en la educación secundaria.

Asimismo, progresarás en la ortografía e incluso que te apasione la lectura en esta lengua.

Las clases de civilización grecorromana, que suelen ser asignaturas optativas, deberían ser, en algunos casos, obligatorias, por todas estas razones.

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Santiago

Santiago

Soy estudiante Colombiano y Superprofe ocasional. Me encanta compartir mis conocimientos y descubrir nuevas culturas.