Clases de guitarra eléctrica o clásica con MÉTODO y ESFUERZO desde 18,75€/hora

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• ¿Desde cuándo tienes esta pasión por la música y más concretamente por tu instrumento preferido?

  La música me conmovió desde muy pequeño. Por línea materna ha habido varios músicos en mi familia y la música siempre ha estado muy presente en el hogar. Mi madre me apuntó a solfeo y piano cuando era un niño, pero no acertó, ya que el método de aquéllas clases era totalmente inadecuado (y yo de niño no era capaz de explicar lo que ahora, de mayor, se por experiencia)
  Unos años más tarde, de adolescente, con gustos más formados, me decanté por la guitarra eléctrica porque es un instrumento con una gama de timbres e intensidades muy amplios y sugerentes. Creo que la distorsión y la intensidad de la guitarra amplificada hicieron mella en toda una generación.

• ¿Qué canción podrías escuchar en bucle siempre con el mismo entusiasmo (sin volverte tarumba)?

  "Cold Sweat" de James Brown. Uno de los primeros temas funk de la historia. Concretamente la versión en directo, en el Boston Garden de 1968, con Clyde Stubbleflied, Maceo Marker y el resto de la banda perfectamente curtidos y en plena forma. En esa interpretación queda patente lo que es la compenetración entre músicos y el equilibrio perfecto entre improvisación e interpretación. El ritmo y la intensidad como elemento, no siempre tan considerado, de la música. Una joya.

• Cuéntanos la clase más difícil que has tenido o la más sorprendente.

  He dado clases a alumnos con todo tipo de hándicaps rítmicos y psicológicos, algunos de los cuáles estaban en tratamiento psiquiátrico o por desintoxicación de drogas y sus manos temblaban sobre el mástil (!), algo difícil de olvidar. También me las he visto con gente con un carácter y temperamento muy peculiar. Sin embargo, creo que las clases más difíciles son las que se dan en grupo, cuando hay un adulto con un niño, o varios niños atendiendo, de forma simultánea, ya que el nivel de atención no es el mismo y el esfuerzo del profesor por integrar y sacar partido de una disposición, en forma de banda u orquesta --muy sugerente, por otra parte, para los alumnos, ya que se les asignan diferentes papeles--, es muchísimo mayor. Cuando se consigue, el resultado es increíble.
  La peor cosa que le puede ocurrir a un profesor, con todo, es no recibir feedback --muchas veces por introversión o timidez aguda-- por parte del alumnado, ya que se trabaja sin palpar la emoción y no se calibra bien si lo impartido tiene un efecto positivo. Por eso, lograr establecer una comunicación fluida, en ambas direcciones, forma parte también, en mi opinión, de las destrezas de un buen profesor particular.

• Según tu opinión, ¿cuál es el instrumento más difícil de tocar? ¿Por qué?

  La guitarra puede parecer difícil al principio --de hecho, no es nada fácil--, cuando la mano no está acostumbrada a hacer la tensión adecuada y moverse por el mástil --a diferencia de un piano donde las notas suenan nítidas, desde el primer momento, sólo con pulsar cada tecla--, es altamente incómodo, cuando no doloroso. Sin embargo, a medida que se dominan las rutinas mecánicas y se aprenden los acordes y escalas, la complejidad del piano deviene mayor, ya que las estructuras "geométricas" de los mismos acordes y escalas varían según las tonalidades, teniendo que marcar los bemoles o sostenidos propios, cosa que no ocurre en la guitarra, donde hay muchas más simetrías y es más fácil transportarlo todo. Además, en el piano, ambas manos son rítmicas y melódicas. En la guitarra hay una división de trabajo más marcada (y simple) entre ambas. Por eso considero que el piano o el acordeón son, a la larga, los instrumentos más difíciles.

• Según tú, ¿cuáles son las claves del éxito? (descartando la de sol y la de fa)

  La pasión. Tener pasión por lo que haces. Eso lleva a la perseverancia y la concentración que, superficialmente, son las claves del éxito que todo el mundo suele apuntar, pero la fuerza poderosa que alimenta ambas, es la pasión. Una sed de expresar algo que llevas dentro. Luego hay gente con talento, pero no tanta pasión y a la inversa. Son variables que se mezclan...

• Cita 3 músicos con los que te morirías por hacer un dueto en un bar a las 2 de la mañana y por qué.

  No soy de hacer duetos a las 2 de la mañana en un bar --prefiero trabajar la composición en casa o en un local--, pero, puestos a elegir, para hacer "jam", debería resucitar a Jimi Hendrix, lógicamente, ya que me pasé buena parte de mi adolescencia/juventud tocando con él. Otro sería Billy Gibbons (guitarrista de ZZ top) o el mismo Maceo Parker (saxofonista) por las mismas razones. Los tres citados tienen mucho groove y, como yo también soy muy rítmico, creo que haríamos buenas performances. Sin embargo, los músicos que más admiro no son guitarristas ni suelen moverse en ambientes de "jam". El dueto en un bar queda, por tanto, algo fuera de lugar.

• Cuéntanos una anécdota relacionada con tu trabajo como profe o que tengas de la época como alumno.

  Estoy seguro que a más de un profesor le ha llegado algún alumno con las manos vacías diciendo "Ah, pensaba que tú nos dabas la guitarra" (risas) He tenido un par o tres de casos así. Desde entonces, pregunto SIEMPRE en la primera toma de contacto, por email o teléfono, si disponen del instrumento. Por supuesto, he tenido anécdotas variadas en todos estos años de enseñanza. Recuerdo una, en especial, de un chico que me pidió, por favor, si me podía sacar una foto, a mí, con la guitarra, nada más llegar, y, al preguntarle por qué, me contestó que era para mandársela a su madre... ¡porque no se fiaba de que estuviera en clase de guitarra! (y le pagaba ella las clases).

• ¿Cuál es tu táctica para que tus alumn@s te consideren todo un Superprof?

  Más que una táctica es una condición que considero indispensable para un profesor particular: la empatía. No sólo con las inquietudes o planteamientos del alumno, sino, en todo momento, con el estadio concreto de su aprendizaje y de las dificultades que va encontrando, hasta el punto de mimetizarse en su nivel. Porque sólo simulando y retrotrayéndose, por un momento, psicológicamente, a su nivel técnico -por el que todos hemos pasado-- se puede, a partir de él, ayudarle a progresar mecánicamente.
  No obstante, muchos profesores se limitan a impartir la clase y piensan que la asimilación o el provecho de lo que se enseña no es competencia del profesor sino, únicamente, del alumno. Yo creo que eso vale en una universidad o en una conferencia, pero no en una clase particular. Entre las competencias de un profesor [particular] está no sólo la pedagogía, sino la certificación de que los conocimientos son bien asimilados y de que hay un progreso continuado, que el mismo alumno ve, mes a mes. Para eso, claro está, hay que llevar, al orden del día, un plan definido para cada alumno, con objetivos concretos, repasos y evaluaciones periódicas, de lo que se está enseñando. Hay que ser muy metódico y ordenado con el camino trazado y con los atajos o retrocesos que se deban tomar. La realidad siempre es dinámica. Más vale, entonces, tener una libreta con el historial, clase a clase, de cada alumno ¡Es lo mínimo!